Ha estado mucho tiempo! Lo siento a los tres personas que realmente leer esto. Pues, tranquilo. Esto es más que un lugar para me practicar que un blog por noticias o lo que sea.
Entonces. He querido escribir este ensayo por unos meses, pero entre el trabajo, los libros, las fiestas (y los chamacones, por supuesto), el tiempo se va en un dos por tres. Ademas, mejor tarde que nunca.
En diciembre, terminé de leer el trilogía de Isabel Allende, Memorias del Águila y del Jaguar. Es constar de tres libros—obvio—y sigue dos protagonistas, Alex Cold (un americano) y Nadia (una brasileña). Hay otros personajes, como la tía loca de Alex, un chamán, los yetis, gente invisible, guerrillas budistas, y toda forma de bellacos. En realidad, son libros por jóvenes, pero fue mi nivel. Dicho esto, fue el nivel perfecto para mi. He tratado leer otros libros, como Doce Cuentos Peregrinos y La Virgen de los Sicarios, los que eran recomendados por amigos, y cuando era interesante (o sea, los partes que podía entender), era una lucha grande leer porque tenía que pausar, buscar en el diccionario, etc. Era bien irritante. Y por supuesto, cuando estaba leyendo Memorias, tenía que buscar palabras, pero no tanto como los otros.
Por esto, fue una experiencia bien chévere y diferente de los libros previos que leía. (La mayoría estaban escrito por estudiantes específicamente.) Fue una experiencia rara, estimulante, y, en última instancia, gratificante porque podía seguir la narrativa, las temas del cuento, las secuencias de las peleas. Es como un viaje, una aventura en su imaginación. Es bien extraño leer en una otra idioma y no traducir constantemente en tu almendra, como cuando eres un principiante. (Y sí, yo sé que hay mucha gente quienes están bi/trilingüe, pero soy americano. Dame un respiro.) Al principio, fue difícil leer. Fue una lucha. Pero antes del final del trilogía, no era buscando palabras; leía como era natural—o sea, más normal que antes. Y además, era diferente que los últimos libros que he leído. Pero esto es un ensayo diferente. Ojalá que no esté cuatro meses hasta tengo el tiempo escribirlo.
Chin chin.
-N